¿Puede el sector salud ser una salida profesional prometedora para un economista, un ingeniero o un diseñador? La empresa Neuroelectrics, que desarrolla dispositivos para monitorizar y estimular el cerebro, demuestra que sí se puede.
(Nota: Puedes leer este post en inglés en el blog de Moebio Barcelona en Medium)
Nacida hace siete años en Barcelona y actualmente con oficinas en Boston, Neuroelectrics fue fundada por la economista Ana Maiques y su marido, el físico y matemático Giulio Ruffini. El producto estrella de Neuroelectrics es Starstim, un casco capaz de registrar y estimular la actividad eléctrica cerebral al mismo tiempo.
El dispositivo, con aspecto de casco futurista, es un ejemplo de la unión entre diseño y salud con aplicaciones clínicas reales. Entre ellas, un estudio clínico actualmente en marcha con pacientes de epilepsia o la medición de la fatiga entre los astronautas de la NASA.
“Queremos convertirnos en una empresa de salud cerebral digital, cambiar las reglas del juego en este ámbito y conseguir que nuestras tecnologías se utilicen en el ámbito doméstico”, destacaba Ana Maiques hace unos meses en una entrevista en Financial Times.
¿Qué papel juega el diseño y la ingeniería en una empresa de tecnologías médicas? “El diseño de producto es un punto diferenciador de los dispositivos de Neuroelectrics –reconoce el ingeniero Alberto Bardají, Technical Manager de Neuroelectrics-. Trabajar mucho las necesidades del usuario para definir los requerimientos del producto nos han permitido identificar características innovadoras en este tipo de tecnología como por ejemplo que sean equipos portables e inalámbricos”.
Estas características de diseño e ingeniería no sólo diferencian a Neuroelectrics de la competencia, sino que han ampliado el abanico de aplicaciones clínicas del dispositivo. Bardají destaca que “ha supuesto un cambio de paradigma en la monitorización de la actividad cerebral, abriendo la puerta a estudios del sueño, función holter de los equipos, combinación con otros equipos y pruebas diagnósticas de forma simultánea, etc.”.
Como dispositivo portable, la experiencia del paciente ha jugado también un papel clave. “Desde el primer día hemos implementado conceptos de ergonomía y usabilidad en nuestros equipos, tanto desde el punto de vista del usuario facultativo como del paciente y dedicamos importantes esfuerzos para validar que la experiencia del paciente sea satisfactoria y se corresponda con nuestra intención de diseño”, explica Bardají.
Para hacer frente a este reto, Neuroelectrics cuenta en su plantilla con ingenieros, físicos, matemáticos y neurocientíficos, y colabora con agencias de diseño especializadas como Ànima Barcelona. Con esta agencia, el dispositivo Enobio de Neuroelectrics ganó en 2017 el prestigioso premio internacional de diseño Red Dot Award, uno de los premios más prestigiosos del mundo, al que se presentan cada año unos 17.000 diseñadores de todo el planeta.
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